Reportes periodísticos desde la zona del Desaguadero, en la frontera con Perú, evidenciaron que aún no existe el despliegue militar que anunció el Gobierno para controlar el contrabando de productos. Es más, no solo hay tráfico de productos, sino ingreso de extranjeros indocumentados.
“¿Hay diésel?”, le preguntó un periodista de la red Uno a uno de los comerciantes: “Hay, cuántas cosas han pasado, diésel, pollo, gasolina, el galón está a 17 de gasolina, de diésel, 84”, responde.
Gran cantidad de lanchas operan en la región, descargando productos en muelles adaptados para ese fin; más de 50 asociaciones de lancheros se mueven con cargas de productos, dice en su informe el periodista. “No se observa ningún despliegue militar, lo que sí se observa es mucha irregularidad”, expresa el comunicador.
Los habitantes también colaboran con el ingreso de extranjeros indocumentados a Bolivia. “Yo te paso, y luego agarras moto, te cobro 40 bolivianos, llegamos allá, con ilegales, extranjeros, venecos, colombianos, ellos vienen y van a La Paz”, declara uno de los lancheros a la citada televisora.
Otros productos, como arroz y harina, huevos, aceite o garrafas de gas, también pasan por la frontera en este “contrabando a la inversa”.
“Lo que estamos sufriendo es el fenómeno de la inflación internacional, que se refleja en dos aspectos, uno que los productos que importamos llegan con un precio más elevado, pero también los precios elevados de otros países incentivan a que salgan nuestros productos y nuestros alimentos”, dice el ministro de Planificación, Sergio Cusicanqui.
“Ese fenómeno de la inflación internacional está llevando a lo que se ha denominado contrabando a la inversa”, dice el titular de esa cartera.
Mientras, un reporte de Cadena A da cuenta que en la zona, el aceite y el maple de huevo cuestan casi el doble de lo que vale en Bolivia. En el lado peruano hay incluso garrafas de gas con el sello de “YPFB”.
En ese lugar, un maple de huevos se vende por unos 70 soles, lo que en el país cuesta entre 25 y 30 bolivianos. El aceite, de 5 litros, se vende a 26 soles (unos 73 bolivianos). La carne de pollo se vende por 12 soles el kilo (casi 34 bolivianos).
Según el analista Gabriel Espinoza, la solución para evitar el contrabando no es la militarización de las fronteras. “Deberíamos tener un militar en cada metro de las fronteras, lo que es imposible y eso ya se ha visto antes en esas ‘luchas contra el contrabando’; pasa por factores económicos, la toma de decisiones gubernamentales sobre los precios de los combustibles”, expresó.
El pasado lunes, el presidente Luis Arce instruyó a las Fuerzas Armada la militarización de las fronteras de Bolivia ante el desvío de productos que se registra. El Gobierno indicó que hay personas que realizan el denominado “contrabando a la inversa” hacia Argentina, Brasil y Perú.
«Hemos instruido ya a nuestras Fuerzas Armadas a que se militaricen las fronteras, a que no dejemos, a que no dejemos que salgan (los productos)», aseguró Arce.
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