De la peor manera posible. Así terminó la temporada 2023 del fútbol boliviano. La final del torneo “por series” se ensució con una gresca entre jugadores de Bolívar y Wilstermann, que derivó en la expulsión de seis futbolistas. La academia paceña ganó 1-0 y se coronó campeón de la Copa, dejando al aviador sin Libertadores.
En un año con más sombras que luces para el balompié nacional, debido a las denuncias de amaños de partidos, la cereza en la torta fue el final accidentado que tuvo el último partido oficial de la División Profesional anoche, en el estadio Hernando Siles de La Paz.
Un par de minutos después del gol de Francisco Da Costa (86’), la hinchada celeste lanzó petardos al campo de juego. Pero eso no fue lo peor, sino la reacción del defensor celeste Bryan Bentaberry, quien alzó los brazos como alentando esa reacción.
Su acción tuvo una reacción. El golero Arnaldo Giménez recorrió todo el campo de juego –de arco a arco– para empujar y derribar a Bentaberry. Ese impulso generó una serie de empujones entre futbolistas –titulares y suplentes– de ambos planteles.
Tuvo que intervenir la Policía para frenar las agresiones y en una decisión salomónica, el árbitro Ivo Méndez expulsó a seis jugadores, tres por cada equipo. En Bolívar vieron la tarjeta roja José Sagredo y Lucas Chávez, en la banca, además de Bentaberry, en el campo de juego; por Wilstermann, Cristhian Machado, en la casamata, y Jonata Machado y Giménez, en cancha.
(Correo del Sur)